No hace mucho tiempo paseaba por la calle, me encontré con uno de esos amigos de la infancia.
Las típicas preguntas: ¿Como estás?, ¿Que es de tu vida?, ¿Que haces ahora?, ¿ Como está la familia?, ¿ El trabajo?, y casi siempre la última pregunta siempre solía ser ¿Donde andas ahora entrenando?.
La conversación no tenía fin, había muchas cosas de las que hablar, el tiempo pasaba y esa amistad, requería de una atención pero los compromisos aceleraban el desenlace. (Se quedaba a medias)
En mi despertaba una duda y curiosidad, ¿Porqué la gente no hacía cosas por los demás?, es decir de nuestra generación y venideras no los veían al menos interesándose en la formación de los más pequeños.
Ahora viendo el interés en nuestro municipio, por el deporte lógicamente, uno queda gratamente sorprendido del crecimiento actual, gran cantidad de personas corriendo, otros jugando al tenis, inclusive al pádel desplazándose hasta otras localidades.
Realmente todo esto ha cambiado, somos muy competitivos o al menos se intenta en todas las modalidades o al menos se ve una planificación seria , los métodos de trabajo evolucionan de forma acelerada, se valora la formación y entrega, hay reconocimiento institucional para los mejores.
Entiendo el acercamiento de esos viejos conocidos, les ha tocado en parte por el crecimiento casi inadvertido de sus hijos.
Como dice el refrán “Nunca es tarde si la dicha es buena”
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